En sus comienzos, el cine era un espectáculo que se desarrollaba en ferias, ofreciendo al público producciones cortas que no superaban los 15 minutos y giraban en torno a historias cómicas casi grotescas o melodramas.
Con el tiempo el público comienza a cansarse de este juguete óptico que ofrecía siempre lo mismo.
La Sociedad Film D’Art se proponía hacer del cine un arte, poniendo punto final al anonimato artístico.
Sin embargo, fueron las primeras superproducciones, con películas que llegaron a durar más de 2 horas.
Fue un freno abrupto en la evolución del lenguaje cinematográfico, ya que se retornó a los tiempos del cine-teatro de Georges Méliès encerrando la cámara en decorados de estudios, renunciando a sus posibilidades creadoras.