Filippo Barigioni (Roma, 1672 a 1753) fue un arquitecto italiano del Barroco.
Discípulo de Carlo Fontana, Barigioni trabajó también con Alessandro Specchi en la capilla Albani de San Sebastián Extramuros.
Restauró en 1711 una fuente de Giacomo della Porta para colocar el Obelisco del Panteón.
En 1740 Barigioni realizó la restauración de la iglesia barroca de San Marcos, considerada por Paolo Portoghesi «la más feliz restauración basilical» de Roma del siglo XVIII, por el refuerzo de los soportes de la antigua nave con pilastras que no abarcan las preciosas columnas antiguas, pero que se acercan a ellas, dando la impresión de ser casi compatibles.
Un trabajo menor fue la pequeña fachada de la iglesia de San Gregorio della Divina Pietà de Roma (1729), mientras que decididamente más solemne es el proyecto para el monumento a María Clementina Sobieski en la Basílica de San Pedro de la Ciudad del Vaticano, en colaboración con Pietro Bracci (1739-1742) y caracterizada por la elegante caída de una gran tela, realizada en jaspe.