Constituye una de las manifestaciones festivas más importantes, populares y multitudinarias que se celebran en Canarias.
Esta celebración revive una antigua técnica de pesca aborigen denominada embarbascada, que consistía en verter savia de plantas como el cardón o la tabaiba para provocar un efecto sedante a los peces de los charcos del litoral y, así, poder capturarlos más fácilmente con las manos.
[2] Tal y como ordena la costumbre, los participantes deben situarse en pie, rodeando el charco sin tocar el agua.
Usualmente, dada el carácter divertido y festivo del espectáculo, quienes se introducen en el agua tratan de llevar a su interior a los que permanecen en la orilla contemplando.
[2] El Charco, situado en La Aldea de San Nicolás, es el escenario natural en el que tiene lugar el festejo.