Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo

Está localizada en África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia, aunque se han detectado casos autóctonos en Europa.

El contagio entre humanos solo es posible si se produce un estrecho contacto con la sangre, secreciones u otros fluidos de personas infectadas.

La mayor parte de los casos en humanos se producen en explotaciones ganaderas por contacto con animales que portan garrapatas infectadas.

Se demostró la etiología vírica al año siguiente aunque el virus no pudo aislarse hasta 1967.

Los pacientes que se recuperan suelen empezar la mejoría al 9.º-10.º día, pero la astenia, conjuntivitis, ligera confusión y amnesia pueden extenderse un mes o más.

La detección de antígeno puede hacerse por Hemaglutinación pasiva y ELISA, siendo más fácil en pacientes que muestren viremia intensa.

Cubrir todos estos requerimientos es muy costoso y rompe los servicios médicos normales de cualquier hospital.

Se ha usado plasma de pacientes recuperados con fines terapéuticos pero no ha habido ensayos controlados que garanticen el valor de este método y no se han elaborado productos uniformes con capacidad neutralizante comprobada.

Veterinarios, matarifes y otras personas que trabajen con ganado sospechoso deben tomar medidas precautorias prácticas, como usar guantes, evitar el contacto directo de la piel desprotegida con sangre fresca y otros tejidos animales.

Se han usado vacunas inactivadas a pequeña escala en Europa del Este y la antigua URSS para prevenir la enfermedad humana.

La mayoría de afectados son varones adultos con ocupaciones relacionadas con la ganadería: pastores, ganaderos, peones, matarifes y veterinarios.

La enfermedad ya se ha detectado en España con dos personas fallecidas y otra contagiada en Madrid,[6]​[7]​[8]​ pero existen tres graves factores de riesgo: una climatología muy adecuada en todo el Sur peninsular, densas poblaciones de Hyalomma lusitanicum (no evaluado como vector, pero probablemente eficaz) y frecuentes importaciones de avestruces adultos para una cría en auge.

Paciente afectado por la fiebre Crimea-Congo. CDC/Dr. B.E. Henderson, 1969.