Se transmite a los humanos a través del contacto con Mastomys natalensis (rata común africana) u objetos domésticos que resulten ser contaminados por los excrementos de Mastomys natalensis (zoonosis).
Casi siempre a través del contacto directo con sangre u otros líquidos corporales de los pacientes.
A pesar de ser endémica en África Occidental se han detectado en 2009 casos en Europa.
Entre los signos de la enfermedad puede observarse inyección conjuntival, edema periorbitario e inflamación del cuello.
En casos graves, los pacientes sufren shock, hemorragia, derrame pleural y edema cerebral.
Se observan variaciones en los enfoques, como la autovigilancia de la temperatura en los Países Bajos frente a la notificación diaria obligatoria en el Reino Unido.