Conocido por sus importantes investigaciones de cementerios aborígenes en República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela, Ecuador y Cuba.
Desde muy temprana edad colaboró con el movimiento que se enfrentaba a la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo.
Este fue el único sacrificio humano practicado por los taínos del lugar y descrito por las crónicas.
En el Soco, San Pedro de Macorís, encontró dos fases de un asentamiento ceramista, con las cuales quedó comprobado que, en la primera fase, los aborígenes no dominaban el parto o nacimiento, pues muchos de los enterramientos correspondían a seres del sexo femenino con sus criaturas en el vientre, mientras que en la segunda, al no encontrarse este tipo de enterramiento, pudo llegarse a la conclusión de que ya los aborígenes habían llegado a dominar este proceso natural.
Su último trabajo lo llevó a cabo el año 2005, en Bayahíbe, La Romana, República Dominicana, en el enterramiento de un joven.