Felipe IV (1653-1655)

Se trata de un pequeño e inacabado estudio tomado del natural de la cabeza del rey, con el pecho y los hombros sólo indicados.

El aspecto del monarca, que en el momento de ser retratado rondaba los cincuenta años, ha sido objeto de abundante literatura e interpretaciones psicológicas en las que pueden haber pesado más los datos externos al cuadro que la propia obra y las intenciones del pintor.

La misma cabeza se tomó de modelo para retratos de mayor aparato, como el ya citado Felipe IV con un león a los pies, rectificando conforme a este modelo una cabeza anterior visible en la radiogarfía.

[4]​ Julián Gállego, autor de la ficha redactada con ocasión de la presencia del cuadro de Londres en la exposición antológica dedicada a Velázquez en 1990, defendió la autografía velazqueña íntegra del cuadro, pintado como el del Prado con técnica «asombrosamente sencilla», sin pronunciarse sobre la precedencia entre ellos.

Con la cadena recortada, el lienzo sería algo anterior al del Prado y reflejaría mejor que ningún otro la humanidad del rey, en su deje melancólico y tierno, conforme al comentario que Lázaro Díaz del Valle hizo ante un retrato del rey recién acabado por Velázquez y que juzgaba superior a todos los de Palacio, pues tenía «mucha alma en carne viva».

Velázquez, taller: Felipe IV en armadura con un león a los pies , Madrid, Museo del Prado.
Diego Velázquez , con posible participación del taller, Felipe IV , National Gallery de Londres .