[1] Fue ahijado del príncipe Felipe, luego Felipe III, que en aquél acto estuvo representado por el corregidor de la villa, conforme a la real cédula del 3 de enero anterior.
Se dice que el monarca, a quien el duque lo había hospedado en su villa de Cadahalso, dijo al enterarse su muerte que «había faltado en el Marqués quien más había sabido ser Señor», y el historiador de la familia expresó de él que «fue gran caballero, y espejo en quien se pudieron mirar grandes Príncipes, para imitar y componer con él sus acciones».
[3] Por su parte, el monarca se obligó a concederle al duque una encomienda por dos vidas que rentase al menos 4000 ducados, lo cual concretó (como se indica más arriba) en 1632.
Este enlace no produjo ninguna descendencia.
A su muerte, los títulos y posesiones del duque pasaron a su hermano Diego López Pacheco, casado con Juana de Zúñiga y Mendoza,[5] y Catalina volvió a contraer matrimonio con Juan Andrés Hurtado de Mendoza, V marqués de Cañete.