Felipa de Souza

En la época había 29 mujeres acusadas del mismo delito en la capitanía de Bahía.

Durante el juicio confesó tener relaciones íntimas con De Sequeiro y declaró sin vergüenza que esa relación había ofrecido mucho amor y afecto corporal.

Descalza, vestida con una sencilla túnica y llevando una vela encendida en la mano tuvo que escuchar sus delitos en la catedral, luego fue atada a la picota y flagelada de forma pública, haciendo de ejemplo para todos los habitantes.

Después fue expulsada del estado de Bahía, llevándose «sus vicios y mala reputación».

En su honor, por haber sido la mujer más humillada y castigada del Brasil colonial, en 1998 se dio su nombre a la ONG Felipa de Souza.

Un auto de fe en el Terreiro do Paço de Lisboa