Estos propósitos se modificaron cuando la jerarquía diocesana y la burguesía terrateniente asumieron el control de las mismas.
A partir de entonces le dieron un marcado signo proteccionista, conservador y antisocialista.
El obispo López de Mendoza creó el Consejo Diocesano de las Corporaciones Católico-Obreras de Navarra que le mismo presidía y entre cuyos miembros estaba el ingeniero Serapio Huici y los terratenientes Manuel Izu y José Sánchez Marco, Diputados a Cortes.
Al mismo tiempo se fueron creando los Sindicatos CaTólicos que agrupaba a sus asociados de estas cajas, que evolucionarían a la Federación Católico-Social de Navarra.
Además de promover el ahorro, hacer préstamos, procurar abonos y simientes.