Con la premisa de que la única justificación legítima para la regulación estatal eran los fallos de mercado, los economistas plantearon nuevas teorías.
Debido a no comparar entre sí las ineficiencias creadas por los fallos de mercado y del Estado, los primeros «solo proporcionan una ayuda limitada a la hora de prescribir soluciones exitosas para el Gobierno».
[2][3] A veces se usa el término «fallo pasivo del Estado» para describir la falta de intervención estatal ante un fallo de mercado que daría lugar a una situación contraria a una distribución más deseable de los recursos.
[4] Al igual que ocurre con los fallos de mercado, existen diferentes tipos de fallos del Estado que provocan distorsiones económicas.
[cita requerida] Uno de los primeros usos conocidos del término fue el de Ronald Coase, en 1964, al comparar un sistema real y uno ideal de economía regulatoria:[5]