Los fósiles vivientes suelen ser de linajes pobres en especies, pero esto no tiene que ser necesariamente el caso.
El término «fósil viviente» es muy frecuentemente malinterpretado, sobre todo en medios de comunicación populares, en los que a menudo se utiliza sin sentido.
En la literatura profesional, la expresión rara vez aparece y debe emplearse con mucha más precaución, aunque se ha utilizado de forma inconsistente.
Un taxón Lázaro (ya sea una sola especie o un grupo de especies relacionadas) es uno que reaparece repentinamente, ya sea en el registro fósil o en la naturaleza, como si el fósil hubiera «vuelto a la vida».
La comunidad científica ha buscado durante décadas un eslabón que conecta la especie original con las actuales.
A finales de 1938 un pescador pudo capturar en la Sudáfrica índica un pez tan grande que debía ser llevado por dos personas al mismo tiempo.
En muchas islas se conservan especies muy abundantes en épocas anteriores y desaparecidas posteriormente, excepto en esos lugares por su particular aislamiento.
Su explicación fue que los Fósiles vivientes ocuparon pequeñas partes del mundo, escapando a la competencia, y por lo tanto no evolucionaron.