Dicha explosión dejó más de un centenar muertos[1][2] y fue la mayor tragedia que aconteció tanto en la ciudad como en la provincia durante el siglo XX.
[3] Los almacenes estaban construidos en piedra de granito, que al explosionar saltaron por los aires como metralla.
La otra hipótesis, defendida por Javier Municio en su libro,[5] fue que la explosión se debió a causas internas (descomposición espontánea de las pólvoras).
La explosión dejó 106 muertos[1] (97 militares y 9 bomberos, aunque algunos testimonios elevan la cifra a 116 fallecidos[3]).
[7] Esta vez el número de víctimas fue muy inferior debido a que el polvorín había sido reconstruido subterráneo.