Quevedo compró las armas en Valparaíso, contrató los servicios de la nave Tomé y se dispuso a zarpar.
Bustillo exigió del gobierno chileno, en la persona de Adolfo Ibañez, medidas para impedir el intento, lo que se hizo.
El 22 de agosto se produjo el combate entre las fuerzas gobiernistas y los insurrectos, quienes fueron derrotados.
Quevedo pidió asilo en la Corbeta Esmeralda, al mando de Luis Lynch, anclada en la bahía, para después dirigirse a Perú.
[1]: 356 El conato no tuvo consecuencias para la política interior boliviana, pero si para las relaciones entres los tres países que años más tarde serían los beligerantes de la guerra del Pacífico.