al (2018) asumen una postura en torno a las habilidades digitales al asumirlas como facilitadores esenciales cuyo rango de acción se requiere en labores que precisen del desarrollo e implementación de herramientas digitales según los requerimientos del entorno en el cual son solícitos.
Dado que las competencias que requiere el individuo en esta sociedad de la información desarrolle habilidades digitales, pero como cualquier término nuevo, puede entenderse de diferentes maneras, autores como Escamilla la definen como: «el conjunto de habilidades y destrezas relacionadas con la búsqueda, selección, comprensión, análisis, síntesis, valoración, procesamiento y comunicación de información en diferentes lenguajes (verbal, numérico, icónico, visual, gráfico y sonoro), que integra conocimientos, procedimientos y actitudes».
Esta competencia supone, además de la adecuación a los cambios que introducen las nuevas tecnologías en la alfabetización, la lectura y la escritura, un conjunto nuevo de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias hoy en día para ser competente en un entorno digital.
Para lograrlo, es necesario considerar los tres saberes que comprendde una competencia: conceptuales, actitudinales y procedimentales.
Generalmente se encuentran en rúbricas o instrumentos de interpretación de resultados que permitan la evaluación del progreso y la orientación al aprendizaje y consenso necesario en producciones complejas entre los evaluadores.