Eurídice II de Macedonia

Exigió a los nuevos regentes de Macedonia, Pitón y Arrideo que le garantizaran compartir la regencia.

El general de Alejandro, Antípatro vuelve a la corte y reclama la regencia vacante.

Primero fue confinada, junto con su marido, en un estrecho calabozo, y escasamente provista de alimento, pero pronto Olimpia, alarmada por la compasión que suscitaba entre los macedonios, decidió deshacerse de su rival, enviando a la joven reina una espada, una cuerda y una copa de cicuta, para que eligiese su muerte.

El espíritu de Eurídice se mantuvo firme hasta el final; todavía desafió a Olimpia y rezó para que pronto pudiera ser correspondida con regalos parecidos; luego, habiendo pagado como pudo las últimas deudas de su marido, puso fin a su vida, ahorcándose, sin lágrimas ni lamentaciones.

[3]​ Su cuerpo fue retirado posteriormente por Casandro, y enterrado, junto con el de su marido, con pompa real en Egas.

Ruinas del atrium de la casa Pella (Macedonia).