Medio hermano y condiscípulo de Francisco Camilo.
Según Antonio Palomino, que le da tratamiento de don, en su juventud sufrió un percance en la visión debido a su intensa dedicación a la lectura y al dibujo, «con la mucha codicia, que tenía de saber», lo que le apartó temporalmente de la pintura.
[4] De su actividad como pintor decía Palomino que: «en pequeño pintaba cosas de muy buen gusto: como son laminitas para joyas, y retratos pequeños, en que gastaba ratos ociosos.
Demás de esto hacía muy buenos versos castellanos, y cantaba a la vihuela muy bien punteada, con singular gusto».
Nombró albacea a su hermano Francisco Camilo que se encargó de la tasación y almoneda de sus bienes, entre los que se contaban diversos lienzos de asunto religioso, alguno inacabado, nueve retratos pequeños de reyes y emperadores y «una liebre pintada».