Se integran en los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad.
[3][4] Al mismo tiempo que se trabajaba en la recuperación histórica de la aportación de las mujeres a la ciencia, se dedicaban esfuerzos pedagógicos por motivar a niñas y mujeres en el aprendizaje de la ciencia y la tecnología.
Y, por otro lado, desde la militancia en diversos movimientos políticos y sociales (lucha de clases, ecología o antimilitarismo), se llegaba a la conclusión de que no era suficiente yuxtaponer el compromiso feminista a los demás compromisos sociopolíticos, sino que era necesario incorporar el género como variable relevante en los análisis críticos de la cultura científico-tecnológica.
[3] Las mujeres, además de no participar -o haber sido invisibilizada su participación- en el desarrollo científico-tecnológico, han sido históricamente consideradas por la sociedad y la medicina seres inferiores y subordinados al hombre.
Como ejemplo, podemos destacar los numerosos estudios en psicología para establecer las diferencias sexuales en habilidades cognitivas y justificar así la menor inteligencia de las mujeres.