Esteban Gabriel Merino, conocido por los italianos como Stefano Gabriele Merino, il Spagnolo (Santisteban del Puerto, ca.
Huérfano de padre muy joven, fue instruido por un sacerdote que le aconsejó su marcha a Roma, donde viajó en 1490 a estudiar Teología; allí sirvió modestamente con el sobrenombre de Gabrielleto a varios cardenales que luego se maravillaron de su gran carrera cortesana; estuvo después once años en las milicias de los famosos tercios de España, participando en las campañas de Flandes y Alemania entre los años 1492 y 1496.
Sus contemporáneos italianos no dejaban de admirarse ante sus humildes orígenes y su fulminante carrera eclesiástica y diplomática, en la que le fueron encomendados los más difíciles asuntos.
Cuando el papa Clemente VII lo nombra obispo de Jaén en 1523, la catedral de esta ciudad amenazaba ruina, así que pidió al papa que concediera una bula para conseguir donaciones para su reedificación.
En tal condición ofició como representante de los intereses del emperador Carlos V, en sustitución del cardenal García de Loaysa y Mendoza, que había regresado a España.