Se especula sobre la posibilidad de que la estatuilla haya llegado a los Estados Unidos por contrabando, oculta en un cargamento de tabaco con destino a Nueva York.
El rostro humano esculpido en la roca pasaría inadvertido, de no ser por el enorme pico que pende de la boca y llega hasta el pecho del personaje representado en esta pieza.
La Estatuilla de Tuxtla es importante no solo por su calidad artística, sino por la información calendárica que contiene.
Algunos investigadores, incluido Sylvanus Morley, han sugerido que la fecha fue incisa posteriormente a la ejecución de la efigie.
La pieza se encuentra en la actualidad en Dumbarton Oaks (Washington D. C.).