La historia del espectáculo tiene raíces profundas en las primeras expresiones humanas.
En la prehistoria, las pinturas rupestres y danzas rituales se utilizaban para transmitir historias y honrar a los dioses o fuerzas de la naturaleza, marcando los primeros indicios de entretenimiento colectivo.
En las civilizaciones antiguas, como Egipto, Grecia y Roma, el espectáculo adquirió formas más estructuradas, desde ceremonias religiosas hasta teatros que dramatizaban mitos y tragedias.
La llegada de la Revolución Industrial trajo nuevas tecnologías, como el cine y el teatro eléctrico, revolucionando el acceso al entretenimiento.
«Diccionario de la lengua española» - Edición del Tricentenario.