El espíritu de Ermua se materializó en manifestaciones espontáneas en toda España como expresión de la solidaridad con el secuestrado en un principio y, por extensión, con todas las víctimas del terrorismo de ETA en más tarde.
El movimiento supuso un punto de inflexión en la percepción que la sociedad española tenía de la actitud de la sociedad vasca ante el grupo terrorista, ya que si bien no encontraba mayor apoyo en la sociedad, esta no mostraba un rechazo tajante como sucedió a partir de entonces.
[2][3][4][5] El término, sin embargo, fue acuñado antes del suceso por el periódico ABC,[6] para referirse a la unidad de todos los partidos democráticos contra ETA y su entorno y, concretamente, a la moción de censura presentada en el ayuntamiento de Mondragón por PNV, PSE-EE y EA con el objetivo obligar a Herri Batasuna a dejar la alcaldía de esa localidad.
El secuestro y asesinato de Miguel Ángel provocaría un sentimiento social multitudinario de rechazo hacia el terrorismo, que ya habían iniciado anteriormente movimientos cívicos como Gesto por la Paz (1996) y que se unía a la repulsa por las masacres de Hipercor o la casa cuartel de Zaragoza del año anterior.
Posteriormente, también fue utilizado como arma electoral arrojadiza entre los principales partidos del Gobierno,[7] pero también inspiró organizaciones cívicas como Foro Ermua.