El gran escultor alemán de esta época es Ernst Barlach (1870-1930), que también fue grabador, poeta y dramaturgo.
Su estilo maduro se define a partir de un viaje a Rusia, en 1906, cuando traduce sus impresiones ante la miseria campesina en obras como La mendiga (1907), y sobre todo, por el estudio de la escultura medieval.
Sus piezas más características son, figuras aisladas y siempre vestidas.
En esto se contrapone al otro escultor alemán destacado de esta época, Wilhelm Lehmbruck.
Sus obras más características giran en torno al tema del dolor maternal.