Al año siguiente, construyó una cámara portátil con la que pudo producir sus propias películas.
La Escuela de Brighton se destacó por descartar la construcción de películas al estilo Lumière o Méliès, ya que estos dejaban fija la cámara y comenzaban a actuar.
Por el contrario, la Escuela de Brighton se caracteriza por su fluidez de cámara desde distintos ángulos y aportando puntos de vista distintos sobre lo que filman, según el ángulo empleado, capaz de dar al cine la expresividad que no tenía: los actores se mueven con total libertad mientras la cámara los sigue, además del uso del primer plano que en un principio fue con una lupa.
Esta alternancia dramática de escenarios fue un gran progreso narrativo específicamente cinematográfico que no se había visto antes.
Además fue el inventor del primer sistema de cine cromático al cual llamó kinemacolor, en 1902.