[1] Desde su apertura, la institución se erigió en el posgrado natural para las carreras de Artes Visuales.
Grandes maestros contribuyeron a prestigiar esta casa de estudios: Carlos Ripamonte (director en 1931), Alfredo Guido (creador del taller de pintura mural y director), Emilio Centurión, Carlos de la Cárcova, José Fioravanti, Soto Avedaño, Raúl Russo, Adolfo de Ferrari, Jorge Edgardo Lezama, Julián Althabe, Fernando López Anaya,[5] Rubén Daltoe, Mario Vanarelli, Juan Carlos Labourdette,[6] Gelpi, Guillermo de la Torre,[7] René Diviú y otros.
De esta escuela surgieron escenógrafos como Ponchi Morpurgo, Hugo de Ana, Gastón Breyer o María Dubini y destacadas personalidades de la plástica argentina como: Juan Carlos Castagnino, Feliciano Centurión, Orlando Pierri, Francisco Reimundo, Hermann Guggiari, Alfredo Santiago Pértile, Ezequiel Linares, Antonio Pujia, Leo Vinci, Alfredo Sinclair, Carlos Cañás,[8] Aída Carballo, Mildred Burton,[9] Líbero Badíi, Naum Knop,[10] Aurelio Macchi, Leo Vinci, Ernesto Pesce, Luis Tomasello, Francesco Marino Di Teana,[11] Ponciano Cárdenas,[12] Alicia Penalba, Norma D´Ippolito, Nicolas Menza, Adolfo de Ferrari,[13] Víctor Humareda, Edmund Valladares, Carlos Cáceres Sobrea, Feliciano Centurión, Francisco Ruiz, Cristina Santander, Carlos Scannapieco, Marta Pérez Temperley,[14] Tomás Saraceno, Nicolás Bufidis, Adolfo Bellocq, Miguel Ángel Vidal, Kenneth Kemble,[15] Juan Carlos Distefano, María Juana Heras Velasco, Miguel Ángel Bengochea,[16] Jorge Demirjian, Alfredo Portillo,[17] entre otros.
El lugar había funcionado como Lazareto; así que para su puesta en marcha, se trabajó en el reciclaje del edificio construido a principios del siglo XX.
El título que se otorgaba, aprobada la cursada, era el de profesor superior en pintura, escultura, etcétera.