Con los años, las escuelas dominicales que enseñaban primeras letras se hicieron innecesarias ante el avance de la escolaridad pública.
[1] Este último había sido tocado por los artículos del editor Robert Raiks sobre los problemas de la delincuencia juvenil.
Uno de ellos, el juego Islas Increíbles[5] desarrollado por la organización cristiana internacional OneHope en alianza con Compedia.
Muchas escuelas dominicales comienzan con una apertura general, con la participación de todas las clases reunidas en el salón principal, y luego se distribuyen a sus respectivas salas.
En las Iglesias Evangélicas, durante el culto, niños y jóvenes reciben una educación adaptada, en la escuela dominical, en una sala separada.