En el siglo XVII se utilizó la variante conocida como procesal encadenada o de cadenilla que se ejecutaba de forma muy rápida estableciendo un ligado continuo entre las letras, sin apenas levantar la pluma del papel.
Así se observa que mientras la escritura más difundida era una grafía clara y legible, la escritura notarial resultaba confusa e ininteligible incluso para sus contemporáneos.
Solamente en la segunda mitad del siglo xvii, el uso de la letra derivada de la humanística, cuyas ventajas estaban universalmente reconocidas, se impuso definitivamente, decayendo poco a poco el de la procesal, hasta desaparecer por completo en la segunda mitad del siglo.
Merced a sus esfuerzos fue cayendo en desuso la intrincada escritura procesal hasta el punto de que al terminar el siglo xvii desapareció por completo quedando universalmente aceptado el carácter de letra bastardo español, predominante en la península ibérica sobre toda otra clase de letra desde el siglo xviii.
Estos fueron los principales autores del siglo xvii: