Normalmente, dichas prácticas tienen lugar originalmente en secreto, y se convierten en escándalos políticos al recibir una inesperada atención mediática.
Estos pueden adoptar muchas formas, como el fraude electoral, el soborno, la malversación de fondos, entre otras.
Por su parte, se debe tomar en cuenta la dinámica del poder local y las percepciones de la población, las cuales influyen en cuan activamente los ciudadanos participen en tales iniciativas.
Los actos que pertenezcan a la órbita privada no suelen considerarse escandalosos, aunque reciban atención pública.
Tampoco se suelen considerar como escándalos políticos los actos que se toman fundamentándose en una determinada ideología política, o los que perjudican a los intereses públicos por haberse basado en análisis estratégicos equivocados.