Escándalo de los muchachos chaperos de Roma

Son testigo las fuertes críticas en la prensa[10]​ a la labor de la Jefatura de Policía,[6]​ que se consideran demasiado tímidas para garantizar que las personas involucradas en el escándalo lleguen a la justicia.[7]​ Al día siguiente la policía identifica y denuncia a Ottavio Casara,[7]​ un empleado de 42 años.Casara, interrogado, primero negó todo, luego reconoció a algunos estudiantes involucrados en el escándalo, admitiendo haber participado en las «reuniones».L'Unità condenó enérgicamente la publicación: «Frente a esa imagen del género (y no es la única que el semanal tiene el coraje de publicar) no sé si es la repugnancia o la indignación la que domina [...] Sin embargo, todos sabemos de donde vienen los fascistas.Y no es con sorpresa que se confirma hoy de nuevo: en todo caso, ¿sólo asco?»[13]​ L’Unità se dice «indignada», especialmente por la filtración de información policial: las fotografías deberían haberse mantenido en secreto.Ha ricordato fra l'altro che quella vigilanza va svolta particolarmente nelle sale cinematografiche], specie nelle ore diurne, dato che soprattutto in quelle sale e nelle loro vicinanze individui turpi cercano di avvicinare giovani, e perfino bambini, a scopo di pervertimento sessuale.Resulta diferente la edad de la joven que denunció el caso, 13 años y no 10, y cambia en parte el alcance del «circuito del vicio» que operaba en Roma; además no se registraba la participación de personalidades destacadas.El juez de instrucción Pecchini, por el contrario, decidió llevar a juicio por exhibicionismo a diez personas: Konstantin Feile, el canadiense Bendoin Mills, los venezolanos Dernan Capriles y Arturo Pecchio, Giulio Correa, Valentino Castenaro, Ottavio Casara, Luigi Del Gaudio y dos menores de edad, GZ y GS.[17]​ Feile se declaró inocente, aclarando, entre otras cosas, que estaba «casado en Alemania»: «tengo dos hijos mayores y estoy convencido de no haber cometido ningún delito en la organización de estas reuniones entre amigos.La agencia de noticias Reuters informaba: Sholes, que se había suicidado saltando al mar desde el transatlántico Saturnia, que transitaba entre Cerdeña y España, dejó al joven chófer Mario Calabrini una conspicua herencia.Las personas implicadas serían «gente depravada», mientras que la homosexualidad se define como un «deseo inmoral».Pasolini escribe:[25]​ Per esempio – continua Pasolini – la pretestualità che, negli articoli sul nostro fatto de «l'Unità», fa degli anormali scempio, oggetto addirittura - se non vado errato - degno di linciaggio, ha chiaramente un fondo politico: l'indignazione con cui viene giudicato questo particolare reato, viene centuplicata dall'implicita indignazione politica.Por ejemplo –continúa Pasolini– la pretextualidad que, en los artículos sobre este hecho en l'Unità, convierte a los estúpidos anormales directamente en objeto –si no estoy equivocado– digno de linchamiento, hay claramente un fondo político: la indignación con la que se juzga este delito en particular, es centuplicada por la indignación política implícita.