[1][2] El paisaje urbano de esta ciudad, se ve adornado por obras escultóricas, generalmente monumentos conmemorativos dedicados a personajes de especial relevancia en un primer momento, y más puramente artísticas desde finales del siglo XX.
[3] La escultura, hecha en madera, ya que se trata de una talla realizada en el tronco de un árbol moribundo,[4] es obra de Pablo Maojo, y está fechada en 1990.
Fue un pedagogo, humanista, ingeniero de minas y ensayista español, que realizó una importante tarea en Asturias al impulsar el desarrollo del conocido popularmente como Orfanato Minero, del que fue primer director.
Fue fusilado en 1936, cuando acogía a más de 500 niños.
[5][3][6] La obra escultórica consiste en una talla realizada en el tronco de un árbol sin vida, dando una honda expresividad en todos los rasgos tallados, simbolizando la existencia de la vida, la esperanza, el impulso a la acción hasta en la materia que parece más inerte, como puede ser un tronco moribundo.