La eritrina fue descrita por primera vez por el geólogo francés François Sulpice Beudant en 1832 por una ocurrencia en Grube Daniel, Schneeberg, Sajonia,[1] y toma su nombre del griego έρυθρος (erythros), que significa rojo.
[2] Históricamente, la eritrina en sí no ha sido un mineral de importancia económica, pero el prospector podía utilizarlo como una guía para los asociados cobalto y plata nativa.
Nunca ha tenido importancia económica, pero los geólogos prospectores la buscaban ya que siempre aparece asociada a depósitos de plata y cobalto, y su color intenso les ayudaba a encontrar estos minerales.
Un uso menor que se le dio en el pasado fue para colorear el vidrio de cristaleras.
Aparece en todo el mundo, pero los cristales de mayor tamaño se encuentran en Talmessi (Irán) y en Bou Azzer (Marruecos).