Situada a las afueras del Madrid dieciochesco, como antigua era para las labores agrícolas, a partir de la segunda mitad del siglo xix comenzó a usarse en las verbenas de la época, llegando a tener tiovivos y columpios durante todo el año.
Entre los visitantes más pintorescos evocaba el escritor Pío Baroja «algún ciego cantando habaneras o pregonando en público los sucesos de sociedad madrileños».
[2] Queda ambigua noticia de que el Monumento a Daoiz y Velarde estuvo en la Era del Mico en 1869, antes de su largo éxodo hasta que en 1932 se colocó en la plaza del Dos de Mayo).
[3] Baroja describe la Era del Mico como su campo de juegos durante sus primeros años en Madrid,[4][1] antes de que su familia se trasladarse a la calle del Espíritu Santo.
También lo menciona Benito Pérez Galdós en varios de sus episodios nacionales (Bodas reales, La de los tristes destinos, España trágica y Napoleón en Chamartín.