El término tiene su origen en la palabra griega ἐντελέχεια (entelékheia), combinación de enteles (‘completo’), telos (‘fin’, ‘propósito’) y echein (‘tener’).
Fuera del ámbito filosófico, entelequia se usa en español con el sentido de «cosa irreal».
En algunos sistemas filosóficos, puede denotar una fuerza que tiende a la propia realización de las cosas y no al estado final perseguido, como también decía Aristóteles.
Este concepto ocupa una posición central en la metafísica de Leibniz, y está íntimamente relacionado con su monadología.
En el sistema de creencias biológico conocido como vitalismo, según Hans Driesch, las cosas vivas están animadas por una entelequia similar al concepto freudiano de id, el Élan vital, el Qi, el prana, o el orgón según Wilhelm Reich.