Simboliza la iluminación, la fuerza, la elegancia, el universo y el vacío (mu), así como la propia estética japonesa.
La forma se suele plasmar en seda o papel de arroz con un solo trazo (aunque en ocasiones el gran Bankei Yōtaku invertía dos trazos) y no hay posibilidad de modificación.
Los budistas zen «creen que el carácter del artista está totalmente expuesto en su manera de realizar un ensō.
Sólo una persona que es mental y espiritualmente completa puede plasmar un auténtico ensō.
Un tema relacionado con la filosofía que encierra esta idea es Hitsuzendō, el camino del pincel, o caligrafía zen.