La rebelión pima continuó, y el día siguiente llegaron a la Misión de la Purísima Concepción de Caborca, donde continuó su rebelión y dando muerte al misionero Tomás Tello.
Luego dispararon flechas y piedras contra Enrique Ruhen, acabando con su vida.
[4] Seis años después el padre alemán Ignacio Pfefferkorn, visitó la misión de San Marcelo, constatando los destrozos, recogió algunos restos, entre ellos la quijada de Ruhen, mismos que fueron enviados a Madrid.
[5] En honor al misionero, se construyó una réplica de la Misión, a manera de sitio histórico local y se nombró una calle con su nombre.
En Borsum la ciudad natal, una plaza está dedicada a su memoria, hermanada con Sonoyta.