Enrique Pérez Serantes

Este último año emigró a La Habana (Cuba) para evitar el reclutamiento militar.Según el censo provincial de ese año, en Camagüey había 228 913 habitantes, atendidos en quince parroquias y nueve iglesias no parroquiales.Durante los 26 años que estuvo al frente de esa diócesis, donde se caracterizó por su gran actividad constructora, ya que impulsó 50 nuevos templos entre iglesias y capillas, tanto en la capital como en el resto de la provincia.Esa actuación le valió el reconocimiento popular en toda la Isla y la concesión de la nacionalidad cubana por parte del gobierno republicano.Junto a esta preocupación social, su gobierno se caracterizó por el apoyo entusiasta que dio a la Acción Católica cubana y su creciente influencia en la Conferencia de Obispos, antecedente de la actual Conferencia Episcopal.Poco tiempo después, Castro afirmó en la prensa "Los católicos de Cuba han prestado su más decidida colaboración a la causa de la libertad" y, sobre la jerarquía eclesiástica, aseguró: "Yo les digo que esta es una revolución socialista sui generis y no tienen más que fijarse en el siguiente detalle: Es la primera revolución de este tipo en todo el mundo que se inicia con el apoyo total de la Iglesia".durante la presidencia de John F. Kennedy ofreció a Fidel Castro una coartada perfecta para entrar en la órbita soviética.En ese escenario el arzobispo Pérez Serantes publicó una docena de pastorales (algunas famosas en su tiempo, siquiera por títulos tan provocadores como Roma o Moscú o Ni parias ni traidores) en los que criticaba los ataques a la libertad de enseñanza, la nacionalizaciones sin indemnización o una reforma agraria que despojaba de tierra a muchos pequeños propietarios.A partir de ese momento, el régimen cubano se centró en desmantelar cualquier tipo de organización que amenazara el proceso dirigido por los hermanos Castro y Ernesto Guevara.