[1][2] Se caracteriza por un bulto doloroso justo debajo de la rodilla que empeora con la actividad y mejora con el reposo.
[2] Los factores de riesgo incluyen el uso excesivo, especialmente los deportes que implican correr o saltar con frecuencia.
[2] Una radiografía simple puede ser normal o mostrar fragmentación en el área de inserción.
El área es sensible a la presión y la inflamación fluctúa desde leve hasta muy severa.
El médico puede hacer un diagnóstico de este problema llevando a cabo un examen físico.
Las radiografías se usan muy poco, a menos que el médico quiera descartar otras causas del dolor.
En los casos raros en los cuales los síntomas no desaparecen, se puede utilizar una férula yeso o un dispositivo ortopédico para apoyar la pierna hasta que sane, lo cual toma normalmente de seis a ocho semanas.
Las técnicas empleadas pueden ser varias (masaje, fibrolisis diacutánea, estiramientos, punción seca...).
A los adolescentes se les puede permitir participar en deportes si la actividad no causa molestia pero después de un descanso.
Se puede requerir cirugía en casos más graves o en deportistas adultos con dolor crónico.