Se le atribuyen diferentes propiedades medicinales, ya sea para tratamiento del aparato digestivo, reproductor, respiratorio o circulatorio.
[2] El emoliente fue introducido en Perú durante la época colonial como bebida medicinal o tisana.
Entre las hierbas más usadas se encuentran la cola de caballo, linaza, alfalfa, llantén y boldo.
[3] En años recientes, el emoliente —especialmente el que se expende en las calles en carretillas ambulantes— ha ido incorporando una serie de plantas medicinales, algunas de las cuales han sido elegidas debido a sus propiedades diuréticas.
[7] Algunos emolientes denominados «especiales» también pueden incluir polen, miel de abeja, algarrobina, «barbas» de choclo, especias (como canela), e infusiones hechas con frutas (membrillo o piña) o cáscara de papa.