Desde 1890 se dedicó plenamente a la investigación histórica, donde sobresalió por su rigor y utilización razonada de los datos objetivos.
Sostuvo que la muralla de Tarragona era completamente romana, hipótesis confirmada posteriormente.
Sus obras, especialmente las de ámbito medieval, se consideran aún válidas.
En 1901 era el director del Boletín Arqueológico, órgano de la Societat Arqueòlogica Tarraconense.
Su obra más importante es Tarragona Cristiana, de la que sólo se publicaron los dos primeros volúmenes (1897 y 1898), quedando el resto inédito hasta 1954-1967, cuando los editó el Institut d'Estudis Tarraconenses Ramón Berenguer IV.