En 1922, como uno de los cuatro Quadrumviros, organizó y participó en la Marcha sobre Roma, el acontecimiento que marcó el inicio del régimen fascista en Italia.
En 1924, De Bono fue juzgado por su papel en la muerte del político izquierdista Giacomo Matteotti.
[2] En 1925, De Bono sucedió a Giuseppe Volpi como gobernador general italiano en Trípoli.
Las fuerzas italianas no tardaron en manifestarse superiores tanto numérica como tecnológicamente.
El mando italiano también utilizó sobre el terreno unidades militares compuestas por Askaris indígenas procedentes de Eritrea, que eran especialmente conocidos por su crueldad.
[4] La Regia Aeronautica en Libia —aunque de manera esporádica[5]— comenzó a utilizar gases venenosos contra los rebeldes.
El plan se resumía en el tradicional método de incursión: una fuerza relativamente pequeña se movería gradualmente hacia el sur desde Eritrea, establecería bases fuertes y avanzaría contra unos enemigos cada vez más débiles y desorganizados.
La invasión prevista por De Bono sería barata, fácil, segura y lenta.
[7] Mussolini involucró separadamente al Ejército en el plan y, en los siguientes dos años, el Ejército desarrolló su propia campaña masiva en la que se usaron cinco o seis veces más tropas del número requerido por De Bono.
En 1934, Mussolini unió los planes descoordinados en uno que enfatizaba la idea militarista de la guerra total.
De Bono fue condenado en un juicio en el que se conocía el resultado antes del comienzo.