Su educación se enfocó desde muy joven hacia la ciencia y la investigación, de forma que acabó desarrollando una gran pasión por la microbiología.
En 1948 se asoció con Rachel Fuller Brown para desarrollar la nistanina, el primer tratamiento farmacológico no tóxico para las infecciones fúngicas en los seres humanos.
Su investigación tuvo múltiples y variadas aplicaciones, que iban desde salvar árboles infectados hasta la restauración de pinturas y obras de arte dañadas debido a mohos.
Sus padres, William Edgar Hazen y Maggie Harper, murieron cuando ella tenía cuatro años y fue adoptada por unos tíos suyos, junto con sus otros dos hermanos.
[1][3] Ejerció como técnico de laboratorio para diagnóstico durante la Primera Guerra Mundial.