Al registrarse, el decano trató de convencerla para que renunciara, apelando a «las tres K» —Kinder, Küche, Kirche (hijos, cocina, iglesia)— que definían el perfil de la mujer en aquella época.
[4] Los directores de la Escuela estaban ante una situación nueva: era la primera candidata de su historia, pero escribía y hablaba perfectamente el alemán y tenía conocimientos sobresalientes en matemáticas, física y química.
Tal vez importó el hecho de que su hermano, Dimitrie Leonida, también era estudiante de la Escuela.
El decano la denominó «la más diligente de los diligentes», y se convirtió así en la sexta mujer ingeniera del mundo.
[3] Durante la Primera Guerra Mundial trabajó como directora de un hospital de la Cruz Roja en Mărășești, lugar de la principal batalla entre Rumania y Alemania en el frente rumano en 1917.