Fueron las séptimas elecciones provinciales desde la restauración de la democracia en Argentina en 1983, así como los undécimos comicios rionegrinos desde la provincialización del territorio en 1958.
De este modo, la elección se definió entre dos candidatos que favorecían el modelo implantado a nivel nacional.
Magdalena Odarda, de la Afirmación para una República Igualitaria o ARI, fue la tercera candidata destaca de la elección, centrando su campaña en criticar a ambos candidatos como kirchneristas y no proponer una alternativa real al electorado.
Después de obtener una sumamente estrecha victoria en 2003, el gobernador radical Miguel Ángel Saiz, cuyo partido había gobernado la provincia las dos décadas anteriores, se movió en favor del gobierno nacional encabezado por Néstor Kirchner, del Partido Justicialista.
Finalmente, esto no se dio, en gran medida debido a las negociaciones exitosas entre el gobernador y el Comité Nacional, así como los comités municipales, que temían una intervención similar por parte de la provincia.
La misma establecía los siguientes cargos y procedimientos de elección: La oficialista Unión Cívica Radical, gobernante del distrito rionegrino desde la restauración de la democracia en 1983, proclamó al gobernador en ejercicio Miguel Ángel Saiz como su candidato para un segundo mandato gubernativo.
Además, formó una colectora con el Partido Provincial Rionegrino, que en las anteriores elecciones había apoyado al justicialismo.
[9] La unificación del justicialismo y el radicalismo en torno a alianzas plurales fuertes implicó un fortalecimiento de la polarización bipartidista, debilitada en los anteriores comicios, que habían sido los menos polarizados de la historia electoral rionegrina.
Elizabet Sanza, también profesora de Sierra Grande, fue la primera candidata a diputada poblacional.
[15] El Partido Obrero postuló al dirigente Horacio Pastor para la gobernación, con Norma Dardik para la vicegobernación.
La actitud del propio Kirchner se mostró prescindente, y si bien declaró una supuesta «neutralidad» en las elecciones, la falta de apoyo directo a la fórmula justicialista en última instancia beneficiaría al oficialismo radical.
[19][20] Por su parte, Pichetto encabezó una campaña con escaso tiempo y poco apoyo de las autoridades partidarias nacionales.
Saiz organizó el cierre de su gira proselitista en General Roca, tradicional bastión del radicalismo en el Alto Valle, mientras que Pichetto hizo lo propio en San Carlos de Bariloche, ciudad que recientemente había dado triunfos importantes al peronismo.
Por su parte, Pichetto solo logró imponerse en Bariloche y en su departamento de origen, San Antonio.
[1] La elección se caracterizó por su elevada polarización, sumando juntos Saiz y Pichetto un 88,12% de los votos positivamente emitidos.