El fin de la disputa en torno a una independencia absoluta o gradual, sobre todo con los persistentes reclamos territoriales por parte de Guatemala aún sin resolver, ayudó a continuar la revitalización del opositor Partido Democrático Unido, que ya se había observado en las dos elecciones anteriores.
[2] Después de una dura disputa por el liderazgo opositor, el UDP eligió al senador Manuel Esquivel, que había desafiado a Price en su escaño en Freetown en 1979, como su líder y candidato a primer ministro.
[3] Con un discurso centrado en la alternancia política, la diversificación económica y el impulso a la iniciativa privada,[4] el UDP obtuvo un aplastante triunfo con el 54,06% del voto popular y una mayoría absoluta calificada con 21 de los 28 escaños, garantizando la elección de Esquivel como primer ministro y constituyendo la primera derrota electoral para el PUP en sus tres décadas de existencia.
El nuevo partido continuó su ascenso con resultados favorables en los sucesivos comicios municipales a lo largo de la década.
Lindo perdió su escaño en el proceso, lo que desató una crisis interna dentro del partido opositor.
[6] Aranda abandonó el partido a finales de 1982, en circunstancias poco claras, y anunció que lideraría el resurgimiento del Partido Demócrata Cristiano del período colonial en su distrito electoral de Dangriga.
Manuel Esquivel, senador por la segunda minoría que en 1979 había desafiado sin éxito al primer ministro Price en su escaño en Freetown y perdido por poco, derrotó al parlamentario del distrito de Albert, Philip Goldson, convirtiéndose en el primer y hasta ahora único político beliceño en ser electo líder de un partido importante como senador.
[9] El poder legislativo lo ocuparía una Asamblea Nacional bicameral basada en el sistema Westminster, compuesto con una Cámara de Representantes elegida directamente para un mandato máximo de cinco años y un senado designado con base en la configuración del gobierno.
El país fue dividido en veintiocho circunscripciones, representadas cada uno por un parlamentario elegido por simple mayoría de votos.
Por consejo del primer ministro, serían nombrados cinco senadores, garantizándole al gobierno entrante el control de la Cámara.
[2] El discurso del UDP también se centró en el cambio político, reclamando que Belice, ahora un país independiente, necesitaba «líderes comprometidos» y «nuevas ideas».
[2] La posición del oficialismo se consideró precaria durante gran parte de la campaña.
No obstante, los partidarios del PUP sostuvieron un apoyo «casi evangélico» al liderazgo de Price y la escena política beliceña consideraba casi imposible que el partido dominante perdiera las elecciones.