La guitarra se convierte en la única herramienta de supervivencia del mendigo, brindándole ayuda y consuelo.
La forma redondeada de la guitarra contrasta con la figura seca y angulosa del mendigo.
El tema del ciego puede simbolizar la privación sensorial y la vulnerabilidad humana.
Su rostro muestra una expresión de sufrimiento, lo que enfatiza la lucha interna y la desesperanza.
Entre 1901 y 1904, Picasso estuvo viviendo entre Barcelona y París, donde se vio fuertemente influenciado por el ambiente modernista representado por el círculo de Els Quatre Gats, movidos por una nueva forma de preocupación social, a pesar de su gusto a la vez por el arte mediterráneo y clásico.
Es por esto que es difícil saber si las pinturas se realizaron durante sus estancias en Barcelona o París, pero algunas de las pinturas muestran claramente por su tema que fueron realizadas en Barcelona, pues la Barcelona de principios del siglo XX experimentó un proceso de industrialización incipiente que generó una situación controvertida y dramática, evidenciando las marcadas disparidades entre las diversas clases sociales y muchos artistas catalanes, entre ellos Picasso, se comprometieron con la perspectiva social, apoyando a los sectores más desfavorecidos y oponiéndose al materialismo de la burguesía catalana.
Este tono nos evoca la noche, pero simboliza principalmente la protección materna, el descanso y los sueños olvidados que alivian el sufrimiento de las personas humildes, en lugar de representar un poder hostil.
A lo largo de su vida, Picasso enfrentó constantes problemas financieros y difíciles circunstancias materiales, hasta 1902, que marcaron su sensibilidad hacia el sufrimiento humano desde su juventud, impulsándolo a plasmarlo en sus pinturas.
Recientemente, en el seminario “La época azul: nuevas lecturas a través del estudio técnico” en el Museu Picasso, en febrero de 2015, se dieron a conocer una serie de nuevos descubrimientos sobre este cuadro del pintor malagueño.