Funde el estilo cinegético con la pesca, las dos mayores diversiones del príncipe Carlos de Borbón.
En segundo plano aparecen dos cazadores conversando y sosteniendo algunas presas.
Las poses de los cazadores son algo más delicadas que las del muchacho pescador.
Sin duda el gran atractivo de esta pieza es la iluminación, que impacta en la figura del joven creando atractivos contrastes entre luces y sombras.
Al fondo del lienzo se ven hojas y ramas, dibujadas con lápiz negro.