Heloísa se siente incomprendida como esposa, aunque quiere continuar siendo fiel a su marido.
Este periplo serviría para refrescar su descuidada educación lo que le permitiría consolidar su felicidad conyugal.
Quiere pagarle con la misma medicina y concede al conde Selztal una cita en su tocador.
Bruckner sorprende a los amantes y se produce la separación inmediata de los esposos.
Lo primero que hace Rosenrot es reconciliar al señor Basewitz con Etelka, a quien había sorprendido en un café literario con el poeta Nachtigal.