Edmund Eisler era hijo de un empresario y estaba destinado a convertirse en ingeniero.
Tras completar su formación con honores, Eysler se ganó la vida dando lecciones de piano.
Schnitzer le encargó a Eysler que escribiera una partitura para un libreto de ópera suyo titulado Der Hexenspiegel.
Se elogió la música del compositor, destacando su sólida instrumentación y fácil armonización.
Este gran triunfo consolidó a Eysler como "compositor de la casa" del Bürgertheater.
Sin embargo, Eysler no huyó, refugiándose en casa de familiares y amigos.
Sus éxitos internacionales fueron en cambio menores, ya que la música de Eysler tenía rasgos vieneses y folclóricos.