En la ciudad de Zyl, donde vive con su abuelo Nicolás Dragó, llega un jardinero llamado Mano Verde, que hace crecer unas plantas que dañan la ciudad de los juegos.
También contienen una invitación para Iván, hecha por Madame Aracné, para que vaya al Concurso Mundial de Laberintos, ubicado en la Capital.
Iván debe atravesar un laberinto urbano y así salvar a Zyl.
[2] Sobre los temas de la novela, su autor declaró que en El inventor de juegos «estaba muy marcada la soledad del héroe, entonces en la segunda parte, El juego del laberinto, lo hice un poco mas acompañado».
[4] En general tuvo una buena recepción crítica; el diario El Litoral mencionó que en esta obra existen influencias del autor Jorge Luis Borges por su temática relacionada con los laberintos.