Por deseo de la reina María Luisa de Parma, el pintor retrató por separado a cada miembro de la familia real, lo que evitó que todos juntos debieran posar durante largas y tediosas sesiones.
Al final, una vez definidos los planos y las proporciones, se añadían los matices de color.
De él desciende la actual familia real española.
Destaca su expresión pura y tierna de su fisonomía, acentuada por el fondo gris.
Goya refleja su mirada de un modo tímido, pero a la vez curioso y vivo.